04 diciembre 2008

¿LEON O BURRO?



Una pequeña historia para compartir.

Extraída del libro "DALE VALOR A TU VIDA" de Emmet Fox.


¿ LEON O BURRO?

El gran enemigo de la humanidad es el miedo.

Mientras menos miedo tenga, más salud y armonía tendrá.

Mientras más miedo tenga, más problemas, de un tipo o de otro, aparecerán en su vida. El único problema real de la humanidad se reduce a librarse del miedo. Cuando uno no le teme en absoluto a una situación, esa situación no le puede afectar. Claro, hay que recordar que el miedo existe a menudo en el subconsciente, sin que uno necesariamente advierta su presencia. La mejor prueba de que uno se ha librado del miedo ante una cuestión particular es una sensación de alegría y felicidad ante esta cuestión.

Lo que hay que recordar, sobre todo, es que el miedo es un engaño . Llámelo engaño y desaparece.

Hace varios años ocurrió un incidente curioso en Holanda. Un león se escapó de un circo ambulante. No muy lejos, una ama de casa cosía en la sala de su vivienda, cerca de una ventana abierta. Súbitamente, el animal saltó al interior, pasó junto a la mujer como un relámpago irrumpió en el comedor y se refugió en la alacena triangular bajo la escalera. La asombrada mujer creyó que se trataba de un burro. Indignada por las huellas de lodo que había dejado el animal en el limpio suelo, lo persiguió hasta el armario, donde se hallaba entre escobas y cacerolas, y lo golpeó sin piedad con una escoba. El animal temblaba de terror, y la enfurecida mujer redoblaba la fuerza de sus escobazos.

Entonces llegaron cuatro hombres, con armas y redes, y capturaron a la bestia. El aterrorizado león no opuso resistencia, estaba feliz de haber escapado a la amenazadora dama.

Cuando la buena mujer descubrió que se había enfrentado a un león, se desmayó y estuvo enferma durante varios días.

Esta historia ilustra perfectamente el desmoralizador poder del miedo. El ama de casa dominó por completo al león mientras creyó que era un asno, y mientras lo trató como un asno, el león creyó que era muy poderosa y le tuvo un miedo terrible. Cuando la mujer descubrió su error, la vieja creencia de la humanidad en el miedo regresó y aun cuando se hallaba perfectamente a salvo, reaccionó de acuerdo con la tradición de la raza.

Deseche el miedo. Concentre su energía en esa meta, y otros problemas se resolverán por sí solos. El tratamiento contra el miedo consiste en comprender (en hacerla real para uno mismo) la Presencia de Dios en uno y Su inmutable amor.

El que teme no es perfecto en el Amor."


Me doy cuenta, aprecio, descubro, que estoy mejor, no sólo porque he atravesado muchos de mis miedos, sino porque a veces actúo sin pensar en el miedo.

Pero reconozco que aun me queda mucho camino por andar, eliminar el temor, por completo, aunque sepa que sólo es porducto de mi imaginación, me paraliza, incluso cuando sé que lo peor que puede pasar es que todo siga igual, que no pase nada, o que aprenda de una experiencia más.

Este extracto del libro es muy valioso, intento aplicarlo en mí, quiero la perfección en el Amor, y seguir dando pasos adelante, o brazadas, pero con un rumbo fijo, con una meta, con más metas después de esa... Quiero seguir avanzando y encontrar lo que es bueno o mejor para mí. Quiero poder alcanzarlo, disfrutarlo y compartirlo. Quiero, quiero, quiero....y es lo que he querido siempre... entonces ¿por qué me estoy frenando a mi misma? ¿Por qué cuando más cerca estoy de conseguirlo, de repente más lejos me siento? ¿a que le tengo tanto miedo? ¿Cual es esa pieza que falta en el puzzle armado en mi cabeza? Tengo todas las herramientas en mí... ¿que está fallando? ¿por qué me detengo? ... ¿qué gano con esta regresión?... Porque no la quiero, pero la veo y está ahí, no como antes, eso no volverá a ocurrir, pero no quiero retroceder más, no quiero más tristezas ni melancolías, me lleno de cosas bonitas para alegrarme, música, anécdotas, paisajes, pero la tristeza insiste en querer quedarse ahí, aunque la eche a patadas, hasta he intentado negociar con ella, pero nada, ni se inmuta. Millones de preguntas sin respuesta...

Y yo sólo atino a decir ¡Ana, por favor, acuérdate de respirar!