05 septiembre 2006

EL HILO DE ARIADNA



Las vacaciones de verano no fueron tan tranquilas como había planificado, pero fueron distintas al día a día y con eso conseguí desconectar de muchas maneras con el exterior, y conectar un poco más con mi interior.

No hubo mucho tiempo de playa, y las pocas oportunidades que tuvimos para ir hacía bastante frío a causa del viento. Pero disfruté de mi pequeño y eso es más de lo que he hecho en años anteriores cuando se suponía que estaba plenamente capacitada para disfrutar de los pequeños detalles de la vida. Este verano disfruté de su presencia, lo conozco mejor, me doy cuenta de lo mucho que ha crecido, no sólo exteriormente, sino también como persona, es un chico ya, "pre-pre-pre-adolescente" dice él... yo creo que mucho más mayor que eso. Estoy muy orgullosa de él.

En este mes también pude compartir más con mi madre, y de alguna manera sentirla más tranquila con mi proceso de curación. Me he sentido más unida a ella, y me he compadecido por todo lo que ella ha sufrido en esta vida.

Puedo decir, sin miedo a equivocarme, que he superado la depresión por completo. Eso no implica que esté curada, o que deje de ser neurótica, no, no tiene nada que ver. Simplemente indica que ya no estoy deprimida. Y el proceso sigue su curso. Estoy mejor que antes de enfermar, pues hoy tengo en claro muchas cosas, he visto de frente el miedo, he sentido la muerte atravesarme y ahora siento la vida, y duelen ambas, como duele también el amor. Hoy vivo, con un dolor que me demuestra que mi cuerpo también está vivo y que dejé de ser la muñeca de trapo que era antes. Hoy me duelen las decisiones que tomo, pero mucho menos que el sufrimiento que me causaba no tomarlas por el miedo a lo que podría pasar.

He seguido en las terapias con Verónica cada jueves. Aprendo con ella a pasos agigantados que la vida, que lo que viva y sienta hoy, es lo importante, que el momento es ahora, y que para conseguir lo que deseo debo dar un paso adelante. Aprendo que tengo que encontrar mis verdaderos límites, ampliar los imaginarios, y por supuesto no volver a autolimitarme con promesas que anulen mi capacidad de decisión. Ella dice que sólo me está acompañando en este camino, pero yo la siento como me toma de la mano y me guía para que no me pierda, y no sienta el miedo que hasta hace poco me frenaba. He hablado con mis amigas, las de la apuesta/promesa y sin darles explicación alguna les dije que yo había "decidido" que no era necesario seguir adelante con esa promesa. Me impresionó que dijeran que estaban de acuerdo, sin más. Y Verónica sonreía feliz viendo mi cara de "nomelocreo" ante tal respuesta. Aprendo que nada es "tan" importante, y que la gravedad se la imprimo yo misma. Aprendo que mi terquedad es solo una manera más de poner barreras y máscaras, y no dejar ver mi auténtico yo. Aprendo que lo mejor que puede pasarme es lo que me está pasando aquí y ahora si lo vivo en su plenitud.

He aprendido en un fin de semana, a través de una experiencia preciosa en un lugar hermoso, rodeada de hermanos/as que hasta ese momento eran auténticos desconocidos, que soy capaz de mucho más. Que el dolor no tiene nada que ver con el sufrimiento. Que duele menos sentir que evadirse. Que la vida es mucho más de lo que vivimos. Que en la situación más horrorosa que pueda vivirse también hay poesía, canciones maravillosas y una sensación de paz inexplicable. He visto la muerte, la soledad, el abandono. He visto la luz, el camino, he visto lo mejor de mi y también lo peor. Y me he sentido feliz por todo lo que he visto. Viví el momento. Y por primera vez, imitando a una guerrera, me sentí así y enfrenté lo que se me venía encima. Y no me quedé en el "que pasaría si?". No. Simplemente quise vivir más. Y fuí más yo.

Finalmente, he leído un libro que me recomendó "Mr. P", alguien de quien no suelo hablar con nadie porque él no quiere, pero que es pilar fundamental en todo este proceso, la primera persona que vió en mi interior, a través de las palabras y descubrió lo que mis correos no decían. El libro se titula "El hilo de Ariadna" y está escrito por Mariona Masferrer. El broche de oro perfecto para esta etapa de encuentro. La protagonista de la novela se parece tanto a mí que no he podido más que asombrarme y alegrarme por tener entre mis manos lo que será el fin de todo este camino recorrido. Y para ello, sólo tengo que vivir el hoy. Ver, sentir, entrar en mi, vivir y decidir (como bien lo explica Marcos-1Gato en su post "la ultima palabra").

Sé que va a sonar repetitivo, pero quiero una vez más darles las gracias a todos y todas por acompañarme cada día, de forma incondicional, entregándome tanto amor y tanto cariño, dejándome ser y estar en cada una de sus casas y ser "mi hilo de ariadna" en este proceso.

Seguimos juntos y sigo aquí el camino. Sólo he cerrado el verano. La vida está aquí y ahora, siempre junto a ustedes.

Olvidé mencionar que el día 12 de agosto suprimí definitivamente toda la medicación que estaba tomando, tras haberla ido reduciendo paulatinamente bajo el control de Verónica.

Pensé que iba a ser peor, tenía mucho miedo, pero he superado todo.




tumejoramig@