27 octubre 2007

MI PRIMERA SALIDA "SOLA"


Para quienes están acostumbradas y acostumbrados a salir solos, sin necesidad de quedar con nadie, esta experiencia les parecerá poco menos que absurda. Pero quienes me conocen saben que es otro pequeño paso en mi camino hacia mi libertad interior.
En Caracas nunca tuve problemas para salir sola de noche, porque era mi costumbre, porque sabía que luego se uniría mi hermana, y porque los sitios a los que iba ya eran tan frecuentes para mí, que terminaba conociendo a todo el mundo, por muy grande que fuera el local. De hecho en un momento dado me hice socia de Paladium con mi hermana, así que era el sitio que más frecuentábamos, sólas o juntas.
Cuando llegué a Galicia, una mujer que saliera sola, era tabú, y se le tachaba de libertina o mala mujer. Recuerdo que iba a dos bares/cafeterías, tanto en la tarde como en la noche, en los que me sentía bien e integrada, porque los dueños me tomaron estima y me iban presentando gente adorable. Así que sólo bajaba de mi piso y primero iba a la más lejana, donde tomaba algo y conocía más gente, y cuando ya avanzaba la noche, me iba hasta la que estaba debajo de mi edificio, donde aprendí a jugar billar y conocí más gente que había venido de Venezuela. Un año después me mudé y todo cambió. En el nuevo sitio todo era prohibido, tabú, peor visto, lo que además iba a repercutir en contra de mi despacho, así que empecé a dejar de salir sola, y comencé a salir con una pareja que era amiga del que ya era mi novio y futuro marido, y que hoy es mi ex. Cuando me casé me encerré aun más. Y cuando me separé ni que contar.
Me autoenclaustré sin motivo ni sentido, y de repente me ví saliendo sólo cuando había una reunión de amigos, o me llamaban para salir. Hasta que comenzó mi depresión y empecé a huir también de esas salidas, de atender el teléfono o de atender el intercomunicador fuera de horas de despacho. Mis amigas comenzaron a cansarse de que yo nunca estuviera, y así conseguí librarme de salir durante tanto tiempo. Antes de ello, luego de la separación, tuve tres relaciones amorosas, uno de ellos casi recien separada, con quien salí durante 3 meses, íbamos a cenar fuera y a bailar y lo pasábamos genial, pero siempre fuera de mi localidad. El segundo fue a los 6 meses de haber terminado con el primero, era de Coruña, y normalmente era yo la que iba allí, y me fui integrando poco a poco a su mundo y sus amigos, que son estupendos, pero también terminó porque ambos buscábamos fines distintos en la relación, como con el primero, yo no estaba preparada para pensar en casarme o en llevar un proyecto de vida juntos. El tercero fue distinto, también salíamos fuera de mi localidad, y me integré también muy bien con sus amigos, más que adorables, no me pedía más que una presencia, y los planes de futuro serían planes en el futuro, lo que me hacía sentir libre y muy bien en su compañía, disfrutando sólo lo que surgía en el día a día. Pero también terminó, por razones ajenas a nosotros, y por mi absurdo miedo a todo lo que yo no podía controlar, y todos sabemos que el amor, cuando se siente de verdad, no se puede controlar. Luego comenzó mi depresión y hasta que apareció mi amigo que me "sacaba a pasear" no volví a salir con nadie.
Pero ayer ni lo pensé, me vestí, me maquillé, me perfumé y sin más decidí salir. Alex me preguntó ¿Con quien sales? Y le contesté para mi propio asombro, porque creo que hasta ese momento ni me había dado cuenta de lo que estaba haciendo: "conmigo misma". Se rió y me dijo, no llegues tarde mami, no te preocupes, voy donde Pili y regreso pronto. Y así enfilé toda dispuesta al bar de mi amiga.
Una sonrisa de oreja a oreja de mi amiga, desde detrás de la barra. ¡Que milagro tu solita! Si, es la primera vez, me dijo "así me gusta"! -Allá está "M" solito, vé si quieres a hablar con él y luego voy yo- ¿Donde? le pregunté, pero ya venía él hacia mí. Estuve hablando con "M" un buen rato, llegó también un compañero de unas clases de baile a las que fui hace años y estuvimos hablando de que también se unian a venir a clases conmigo cuando las hubiera. Luego llegaron dos amigas más con sus maridos. Un amigo que es cura y con el que me peleo todo el tiempo, jejeje, esta vez estaba en son de paz, y un amigo abogado llegaron y se unieron al grupo. Pili a lo lejos "Anita, ¿trajiste las cartas del tarot?", Pues no, se me olvidaron en el otro bolso (con ellas jugamos a interpretarlas y nos echamos siempre unas risas), traelas la siguiente vez si te acuerdas, me dijo ella. De acuerdo! le dije. Una llamada de teléfono ¿donde estás? (era mi amigo que me "saca a pasear") estoy en el bar de pili - ¿Sóla? - Si, con Pili, hablando - ¿Como te fuiste sola sin mi? - Porque me apeteció, si no me crees llama a Pili. Y me colgó, no sin antes sentenciar "no vuelvas a salir sin mi!". Me hizo reir. Para mí era un logro salir sola. Lo pasé realmente bien. Llegué a las 11 y a la 1 comencé a despedirme. Pili comenzó con su "no te vayas todavía", te invito a otra cerveza sin alcohol (que es lo que tomo, porque tiene una que es riquísima, negra, y que se parece mucho a la malta). "M" también se iba, y no lo dejó ir tampoco. Al final se hicieron las dos de la mañana y me despedí de todos. Lo pasé realmente genial. Allí quedaban haciendo planes y haciéndome prometer que si Alex se dormía iria luego a la discoteca. Pero no fui. Para una primera vez, me pareció que fue suficiente y estupendo.
Quizá otro viernes me anime hasta a ir a la discoteca sola. Por ahora con esta experiencia me sentí muy bien.
Disfruté lo que iba surgiendo y del momento. La gente que se iba añadiendo al grupo, el no sentirme sola, y especialmente que me felicitaran por haber ido sola, y que me animaran a seguir saliendo.
Me ha gustado.
Veo como los prejuicios que tenía y de los que me habia autoalimentado tantos años, desaparecen de repente, sólo por dar un pequeño paso. Y que todo está muy bien.
Si me abro yo al mundo, el mundo me abre sus brazos y me acepta como soy.
¿Hay algo mejor?... Sigo estando consentida por Dios.
Feliz fin de semana
Besos, mimos y caricias