Leyendo a Osho descubrí que la mejor manera de saber si congenias con tu pareja es estar con esa persona en silencio, sin hacer nada, durante una hora.
Yo tengo un amigo con el que puedo estar horas contemplando el mar o sus ojos, durante horas. Pero no lo hago porque está lejos, y cuando se acerca son pocos los momentos que tenemos para reunirnos, así que salimos de marcha o a comer con los amigos, y luego caminamos como si de ello dependiera nuestra fuerza para no hacer algo de lo que podríamos arrepentirnos, aunque ambos sabemos que no es verdad. Y prefiero congeniar con él como amiga, caminar, salir de marcha, reunirnos con otros amigos, a perder su amistad, porque para mí él vale mucho, y porque un día descubrí en sus ojos un inmenso amor difícil de expresar o explicar, y tampoco quiero perder ese amor.
Yo tengo un amigo con el que puedo estar horas contemplando el mar o sus ojos, durante horas. Pero no lo hago porque está lejos, y cuando se acerca son pocos los momentos que tenemos para reunirnos, así que salimos de marcha o a comer con los amigos, y luego caminamos como si de ello dependiera nuestra fuerza para no hacer algo de lo que podríamos arrepentirnos, aunque ambos sabemos que no es verdad. Y prefiero congeniar con él como amiga, caminar, salir de marcha, reunirnos con otros amigos, a perder su amistad, porque para mí él vale mucho, y porque un día descubrí en sus ojos un inmenso amor difícil de expresar o explicar, y tampoco quiero perder ese amor.
Y al contrario, hay otro tipo de personajes que te taladran los oidos, aunque te hagan reir a carcajadas. El otro día oí a uno que se hace bastante el listillo: Yo soy un profesional, el otro día fuí al super y para que no me vieran comprando hablé con la cajera y le dije "voy a poner aquí la cesta y voy trayendo las cosas sin que nadie me vea" y se pasó tres largas horas en el supermercado esperando que se vaciara cada pasillo para comprar lo que necesitaba, lo guardaba en su chaqueta y lo soltaba en la cesta. Era tal su obsesión de que lo fueran a ver comprando que le pidió a la cajera que le llevaran las cosas hasta la puerta de su casa. Y lo consiguió. Hay que ser raro. Yo morí de la risa con el relato y con la forma de contarlo, pero me impresiona que exista todavía gente tan atrasada y que se crean los más listillos, los que todo lo saben, los que no necesitan de nadie para existir. De esos que no salen contigo porque lo pasan bien a tu lado y les presentas un montón de gente, sino que vienen a hacerte el favor de sacarte a pasear (como si fueses un perrito, vaya). Menos mal que de estos van quedando menos, gracias a Dios.
Hay gente para todo, y que conste que me encanta la gente rara, pero no tanto!!!!
¿Podrías estar una hora en total silencio con tu pareja?
Besitosssss
