24 octubre 2006

UN SUEÑO



Me gusta pasear
Ver a la gente pasar
Imaginar de donde vienen y a donde van
A veces les veo reir
Otras llorar
Simplemente caminar, las que más.
Me gusta sentarme en un banco y observar
A veces reir, a veces llorar, las que más,
me gusta simplemente estar.
Sólo estar...

Ultimamente evito contestar preguntas sobre como estoy o como me siento, incluso evito escribir en el blog acerca de mi. Y lo evito porque el otoño sigue invadiéndome con sus melancolías. Quiero centrarme en lo que hay en mi vida, y me produce tristeza, mucha tristeza, que lo que estoy consiguiendo es mirar solamente lo que me falta, bien sea porque ya no lo tengo, porque nunca lo tuve, o porque me tarda en tenerlo, sin mirar realmente lo que hay a mi alrededor. Y no, no vale que venga nadie, con muy buena intención, desde afuera a decirme lo que hay, porque soy yo la que tiene que ir descubriéndolo en cada momento en cada día. Como quien se sienta en un banco en el camino, a ver la vida pasar, la gente, los niños, momentos sólo para pensar, para estar. Estoy bien, claro que estoy bien. Sólo estoy triste. Temporalmente triste. Y esa tristeza me hace llorar. Y me hace sentir más vulnerable frente a lo que ocurre a mi alrededor. Pero estoy bien, porque ya los cambios en mí no son tan bruscos. Porque ya no paso de la euforia absoluta, al más oscuro de los pozos. Porque en mi vida ya van apareciendo más tonalidades de grises, y a los colores brillantes se le van sumando los pasteles. Poco a poco, pasito a pasito, voy encontrando matices.


Aun así, echo en falta tener un sueño...

Y a veces, a pesar de todo,
daría lo que fuera por poder,
durante un minuto, volver a soñar.