Pasear por Madrid tuvo eso también,
momentos amables distintos a lo cotidiano,
caras distintas de La Navidad.
Gente que con su música, sus artes, sus maneras
en plazas públicas, en los pasillos del metro
e incluso en el interior de los vagones
llenaban con su música, sus canciones y sus sonrisas
cada espacio y cada momento de espera.
Siempre hay tiempo
para una sonrisa incondicional.
Que esa sonrisa sea real en su corazón
la mayor parte del día.