Sea la hora que sea, pases a la hora que pases, llueva o haga Sol, nieve o truene, siempre que pasas frente a esta casa tienes sus puertas abiertas, sus ventanas radiantes, sus plantas hermosas, sus pisos brillantes y relucientes, un cuadro maravilloso en la entrada, y para descansar del camino un banco frente a la casa, donde poder disfrutar de la plaza que tiene frente a sí.
Es una obra de arte. Alguien un día decidió embellecer esta fachada lateral que daba hacia la plaza, una pared lisa, sin luces ni vistas, y la convirtió en la única hoy en día con una entrada y ventanas hacia la plaza. Totalmente pintadas, es un mural pintado, y lo único real es la ilusión que hace verlo, y sentir la calidez de sus propietarios, que abren sus puertas a los vecinos y paseantes.
Para mi, una auténtica belleza, con la que me cruzo por momentos y que siempre me deja esa sensación de bienvenida que no puede explicarse, y una hermosa sonrisa en el alma.
